sábado, 7 de junio de 2008

Así

9-4-2008
Como el ocaso de los dioses,
como el susurro de la noche,
como la luz que no ilumina,
como el final de todo goce,
como una flor que es sólo espina.

Como resucitar en vida,
como llorar por tu alegría,
como cuando sangro por tu herida
y sólo mana sangre fría.

Como un mundo que se escinde,
como la tierra que se separa a mis pies,
como tu corazón, que no se rinde
ante mí cuando me ves.

Como el Dios en que no creo,
como el destino del que escapo,
como cualquier fatal deseo
en el que, a veces, me atrapo.

Como el Antártico en estío...
así de triste, oscuro y frío.

Rendición

sábado, 12 de enero de 2008
Rumio una venganza contra el cielo,
reniego de un futuro que, ciego, anhelo
y muero un poco en cada envite.

A golpes contra el mundo he aprendido
que no hay Dios que dé ni Dios que quite
penas, alegrías o tristezas.
Y me crezco cuando tengo la certeza
de que sólo se puede estar perdido.
Y no lloro cuando veo tu cabeza
girar por no encontrar mis ojos.
Ya no me postro
de hinojos
ante el icono de tu rostro.

Si te veo
me recreo
en el verde de tus ojos.
Son un mar
que rodea tu pupila,
por eso tus lágrimas son saladas.
Vienes de una tierra de hadas,
de un mundo que sólo una palabra puede abrir,
en el que tan poco tiempo conseguí vivir.

Tu indiferencia te hace más bella,
¡la arrogancia te sienta tan bien!
Es un muro en el que mi mirada se estrella,
un muro de hielo que me cierra tu Edén.

Ha tenido que pasar tanto tiempo para darme cuenta
de que hemos estado tanto tiempo engañados
que puede ser que yo mismo me mienta
al pensar que por fin te había olvidado.

Tal vez nuestro amor sea una ajada bandera
que ondea todavía en el campo de batalla
después de que el último guerrero se vaya,
huya ya, sin fuerzas para defenderla.

Der Stern

19-12-07
Du bist der Stern
who try to learn
cómo esconder
cette ardent lumière.

Tu eres la estrella
que lejana y fría,
que ardiente y bella
te escondes día a día.
Sólo en las noches te veo,
sólo entre frío y oscuridad.
El fuego que enciende mi deseo,
la luz que ilumina mi verdad.

Tú eres un enfermizo anhelo
que no me hace más que obsesionar
cuando te veo cada noche en el cielo
pero, inalcanzable, no te puedo tocar.

Tú eres una estrella, pero la madrugada
es gélida y la luz lejana.
Y yo, sólo otro nocharniego
que camina la noche entera
tras de ti, para alcanzar tu fuego;
que mantienen la esperanza vana
de, en medio de la noche helada,
poder caldearme en tu hoguera,
de poder en tu fuego quemarme
antes que llegue el día y tengas que irte,
de poder, por fin, tenerte y amarte.