miércoles, 10 de febrero de 2010

Ya más nunca más llamas

10/02/10
Acuérdate de mí cuando hayas muerto
que yo ya te recuerdo cada día.
Recuerda que mi nombre era Roberto,
recuerda cómo odiabas mi poesía.

Recuerda cuando estés en el desierto
de nada, que es la muerte negra y fría,
recuerda que lo que dije era cierto
y que a tu corazón se parecía.

Recuérdame como una broma, un chiste,
que te recuerdo yo ya como un sueño
del que ya nunca logras despertarte.

Un despiste
tan pequeño
y ya más nunca más dejé de amarte.


Ya más nunca más
llamas de fuego,
que me quemo
en el hielo
que me das.

jueves, 4 de febrero de 2010

Mi nube

19/01/10
El cielo escupe sol sobre mi cara
y yo quiero que llore algo de lluvia.
Mi nube es una núbil novia nubia
que de repente diluvia
una lluvia transparente
que no para
si me siente.

Mis versos en ti

16/01/10
Me he cansado de mirarte deprisa,
tanta belleza no cabe en los ojos,
ni en la boca.
Te miraré a tragos
y te comeré a miradas.

Nada es tan bello como es tu risa,
que siento que me acaricia, me toca.
Tu locura está haciendo estragos
en mí.
Eres la preferida de mis hadas.

Me he cansado de escribir sobre el papel
y ahora escribo a lametazos versos
en tus pechos
tersos.
He hecho
una poesía
con saliva.
Una poesía
que está viva,
que respira.

Frío cuerpo

15/01/10
Tu cuerpo es mármol y nácar.
Tu cuerpo es blanca nieve
que no se derrite si llueve
un mar de sudor sobre él;
de gélido hielo es tu piel,
que nunca se derrite.
Tu cuerpo es de marfil
y aguanta cualquier envite.
Tu cuerpo es un bello atril
en el que no hay qué leer.
Tu cuerpo sólo es frío,
un frío cuerpo de mujer
del que nunca me fío.

A todos los que dijeron...

13/01/10
A todos los que me dijeron
que moriría antes de llegar a viejo.
A todos os dedico la gran, gran decepción.
Todos los fracasos tales como fueron,
sin moraleja ni consejo;
por supuesto, sin contrición.

A todos los que miraron
sin nunca llegar a ver,
a los que me criticaron
tan sólo por joder.

A los adalides de la verborragia,
que se comerán sus palabras
como por arte de magia
sin un triste abracadabra.

A los siempre modernos
con su gafas de pasta
y sus aires eternos
de erudición nefasta.

A los modelos de lelos
que alaban las masas.
Caídos desde el cielo,
drogándose en sus casas.

A los escritores superventas,
literatura de subnormales,
a su escritura que afrenta, a
sus entrevistas triunfales.

A los escritores de laboratorio,
sus tramas barrocas y lentas
y su efecto disuasorio
en el haber de sus cuentas.

A los defensores de la moral
y paladines de lo ético
que practican sexo anal
con algún chapero atlético.

Al hipócrita perfecto,
a ti, a mí, a él, a todos.
Al que se cree circunspecto
y que habla por los codos.

Al que intenta convencerme
con razones tan pueriles
que ya he dejado inermes
todas sus palabras viles.

A los que creen conocerme
cuando yo no lo he logrado.
A los que están deseando verme
callado.

Una cátedra de fracaso

11/01/10
La cátedra a la que aspiro,
el alto trono en el que miro
mi vida derrumbarse abajo.

El sitial altivo que ostento,
y donde indolente me invento
una vida que importa un carajo.

La atalaya de la derrota,
donde derramo gota a gota
lágrimas de tinta en mi poesía.

El torreón del desengaño,
donde nunca me siento extraño,
donde vivo mi día a día.

Desde el estrado
del acusado
me enfrento al mundo
sin abogado.

En un segundo,
tras mi discurso
breve y rotundo,
soy condenado
y no hay recurso.

La cátedra me ha sido concedida,
una alta autoridad en el fracaso.
Disfruto ya de ella de por vida,
y de mi triste suerte hago repaso.

El ocaso de una diosa

30/12/09
Su mirada ya no hiela,
y su voz ya no es poesía;
ni su lágrima es estela
que seguir de noche y día.

Su perfume ya no embriaga,
y su mano no acaricia;
y ahora haga lo que haga
me desquicia.

Ya su pelo no ondea el viento,
Ya no más son mis fronteras
sus caderas,
ni sus suspiros mi aliento.

Ya no me mece en su mar;
ya no vuelo
con sus alas hasta el cielo;
ni la busco sin cesar.

Ya no bebo de su boca,
ni me miento
cuando siento
que me toca.

Le ha llegado
a esta diosa
ya su ocaso.