lunes, 14 de febrero de 2011

El tiempo justo

13/02/11

Tengo el tiempo justo para morir con algo de dignidad,
para escapar del yugo de la vida en elegante y necesaria soledad.

Tengo el tiempo justo para escupir en tu boca abierta
y derribar a patadas la puerta
de la más absoluta mediocridad.

Tengo el tiempo justo para reconocer mis errores con una sonrisa,
regodearme en ellos sin contrición,
para creer que existe la poetisa
que con sus versos me llegue al corazón.

Tengo el tiempo justo de condenar mis poemas malditos
y recitarlos a fuerza de esfuerzo con grotescos gritos.

Tengo el tiempo justo de renegar de lo elevado
ahora que me espera el foso y los gusanos,
de disfrutar los vanos
himeneos de tus manos
a tu lado.

Tengo el tiempo justo para derrocharlo en charlas entorchadas
con hadas
que perdieron la inocencia,
aprendiendo de mi ciencia
de vivir en la inconsciencia.

Tengo el tiempo justo para hablar solo con Dios,
quien habla solo espera hablar a Dios un día,
y ya solos los dos
seremos solo uno
en la agonía:
vos,
yo
o ninguno
(aquí una sonrisa torcida).

Tengo el tiempo justo para no despedirme de la vida,
ni de ti, ni de mí, ni de vosotros;
ni de la Ministra de Cultura,
ni de los potros
de tortura.

Tengo el tiempo justo y lo estoy perdiendo
como pierdo la paciencia
escribiendo
la incoherencia
de este mundo
que no entiendo,
tan inmundo,
tan horrendo.

Tengo el tiempo justo y no lo vendo.

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