20-07-2007
Un nuevo renacer de la poesía.Nuevas rimas, nuevos versos,
benévolas melodías
entremezcladas con ritmos perversos.
Sueños de muerte
y cantos de vida
cuando nada nos quede.
Una eterna pesadilla
que todo ocupa,
que se disipa
cuando entonas tu canto
y viertes en mi oído
tu salmo delicado.
Una luz que ilumina,
se apaga de repente
y después es distinta.
Una voz que se escucha,
una voz que se apaga,
una voz que subyuga.
Y en la eterna inmensidad de la nada
deambularán nuestros corazones sin rumbo, no hay un camino.
Nuestras almas, rotas y desconsoladas
se rebelan contra su destino,
intentan amarse por siempre,
pero, ni tan siquiera, por siempre se pueden odiar.
Quieren elevarse
ante el peso que las lastra
y escapar de este desastre.
Pero sólo saben llorar
y reír a duras penas,
reírse de sus condenas
eternas,
y de vez en cuando,
de las desgracias ajenas,
reír si no están llorando.
En el vacío recipiente de tu alma
derramo mi poesía,
derramo mi ambrosía
y me río,
y lloro,
al recordar lo que quería.
Nada ocurre como yo quiero
y renazco cuando muero
y, a veces, estando vivo me siento muerto.
Intento andar en el mar
y nadar en el desierto.
Nunca lo podrás entender,
pero, es cierto,
a veces lo consigo,
y otras veces me rindo y me maldigo.
Victorioso en derrotas,
conozco los derroteros de la gloria y la miseria.
Hay veces que se cruzan para luego separarse,
es en esas encrucijadas en las que puedes encontrarme,
mirando a uno y otro lado
para elegir un camino:
siempre el equivocado.
Camino sin cruzarme
con un Satán
que no acaba de atreverse a tentarme
con dinero, mujeres y poder.
¿No sabe que soy, como Adán,
un tipo fácil de convencer?
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