01/10/10
Mi mente ya desdeña tus mentirasy bebe las verdades de los bares;
mi corazón estúpido suspira,
te eleva, como a musa, a los altares.
Mi mente ya no cree en tus caricias
y huye de tu tacto con espanto;
mi corazón ignora, mientras tanto,
que todas tus ternuras son ficticias.
Mi mente es frágil, sufre todo el daño;
mi corazón, con tiempo, se ha hecho acero:
no logra ni arañarlo el desengaño,
ni espera inútilmente oír “te quiero”.
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