22/07/10
Furioso, hoy, declamo contra el mundo
en un acceso de misantropía.
Si miro alrededor: sólo lo inmundo,
lo zafio, lo banal, la hipocresía.
No soy ni fui otra oveja en el rebaño,
por mucho que mordían los mastines.
Y pasa el tiempo, pasan años y años,
y sigo sin principios y sin fines.
Si tengo que medir lo que he vivido,
ni en décadas ni en años, en latidos.
Y cuando el corazón pare, marchito,
se habrá acabado el tiempo que es finito.
Y cuando llegue así el postrer segundo,
se habrá acabado Dios, la luz y el mundo.
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